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Comida que inspira: motivos alimentarios dominan moda y hogar

En la Ciudad de México ya no basta con vestirse bien o tener una casa bonita; ahora el estilo también se come con los ojos. Desde los charms de frutas que cuelgan en collares hasta cojines con forma de mochi, los motivos alimentarios están invadiendo la moda y la decoración con una mezcla de humor, nostalgia y buen gusto.

Todo empezó en redes, como suele pasar. Una diseñadora sube un video con su collar de fresas, alguien más muestra una lámpara en forma de tomate, y de pronto las cocinas y los closets se llenan de sabor. Lo que era un juego se volvió tendencia, y ahora los mercados de diseño y las tiendas vintage parecen pasillos de frutería artística.

Lo curioso es que esta “comida visual” tiene su encanto: los tomates y pickles representan frescura; los mochi, suavidad y ternura; las cerezas, ese toque travieso que alegra cualquier outfit. Todo se mezcla en un lenguaje que no solo viste, sino que provoca sonrisa. Es como si el arte pop hubiera bajado a la mesa para quedarse en el comedor… y en el guardarropa.

En la decoración, la tendencia va igual de fuerte. Salas con cojines con forma de pan dulce, lámparas en forma de limón, cuadros que parecen menú y vajillas que rinden homenaje a la fruta tropical. No es una selva ni una cafetería, es un guiño cotidiano a lo que más nos conecta: la comida.

Y ojo, que no se trata de llenar el depa de plátanos y aguacates. El truco está en el equilibrio. Un toque por aquí, una pieza divertida por allá. Un mantel con tomates, un charm discreto en la bolsa, un póster de mochi enmarcado. Lo suficiente para que se note el humor, sin que parezca piñata.

Los creadores más jóvenes lo llevan al terreno del DIY: hacen sus propios charms de frutas con arcilla, bordan sandías en chamarras viejas, pintan tazas con cerezas o reciclan platos viejos con dibujos de pickles. Todo hecho a mano, con amor y con la intención de dar nueva vida a lo que ya existía.

En barrios como la Roma y la Juárez ya se ven cafés decorados con estética foodie: colores pastel, letreros de neón con frases tipo “Tómate la vida con calma”, y estanterías con tazas en forma de muffin. La línea entre diseño, humor y antojo se desdibuja, pero de la mejor manera posible.

Para quien quiera entrarle a la tendencia sin saturar, el consejo es simple: elige un motivo que te represente. Si eres de los que aman el café, empieza con una taza o una playera alusiva. Si te encantan las frutas, prueba con accesorios. La idea es que tu estilo huela a ti, no a mercado de Jamaica.

Porque en el fondo esta fiebre foodie no es solo moda: es identidad. Es vestir el buen humor, celebrar lo cotidiano y encontrar belleza en lo simple. Al final, la comida no solo alimenta el cuerpo —también le da sabor al alma y, ahora, a la decoración.

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