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El “mosquito del metro” de Londres no nació en la ciudad: un estudio revela su origen milenario

Durante décadas, los túneles del metro de Londres han estado envueltos en una peculiar leyenda urbana: la del mosquito del metro, un insecto supuestamente nacido en los pasillos subterráneos de la capital británica, adaptado a la oscuridad y dependiente de la sangre humana. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Science acaba de desmontar esa historia, revelando que su origen es mucho más antiguo y profundamente ligado al desarrollo de las primeras civilizaciones humanas.

El trabajo, encabezado por Yuki Haba y Carolyn McBride de la Universidad de Princeton, junto con investigadores del Wellcome Sanger Institute, el Museo de Historia Natural de Londres, la Universidad de Stanford y otras instituciones internacionales, analizó el ADN del mosquito Culex pipiens f. molestus, conocido popularmente como el “mosquito del metro”. Los resultados muestran que esta variante no surgió en los túneles del subterráneo moderno, sino que evolucionó hace más de mil años en la región mediterránea o en el Medio Oriente, probablemente cerca de las primeras civilizaciones agrícolas.

El hallazgo cambia radicalmente la percepción sobre la relación entre estos insectos y los seres humanos. Según los científicos, el mosquito molestus habría acompañado a las migraciones humanas desde tiempos antiguos, expandiéndose desde Eurasia hasta América y Australia. En climas fríos, como el del norte de Europa, habría adoptado hábitos subterráneos para sobrevivir, mientras que en regiones cálidas continúa viviendo en la superficie.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo internacional recolectó material genético de 357 mosquitos en 77 regiones del Paleártico occidental, incluyendo ejemplares modernos y otros preservados en museos. El análisis genético reveló que la separación entre las dos variantes del mosquito —la subterránea y la superficial— ocurrió entre 1.300 y 12.500 años atrás, lo que descarta por completo su aparición reciente.

Los investigadores también estudiaron 22 ejemplares históricos de Londres, recolectados entre 1940 y 1985, y comprobaron que su composición genética apenas ha variado, lo que sugiere una evolución mucho más lenta y estable de lo que se creía.

El estudio tiene implicaciones sanitarias importantes. El Culex pipiens f. molestus puede transmitir enfermedades como la filariasis y el virus del Nilo Occidental, y los científicos advierten que la hibridación entre sus dos variantes podría aumentar los riesgos epidemiológicos en entornos urbanos.

“Nuestra investigación indica que el mosquito del metro no es fruto de la urbanización moderna, sino de una larga historia de convivencia con los humanos”, explicaron los autores. “Comprender estos vínculos entre genética, urbanización y transmisión de virus es esencial para anticipar los riesgos en las ciudades actuales”.

El hallazgo no solo desmiente un mito londinense, sino que también redefine cómo la ciencia entiende la evolución de la fauna urbana. Lejos de ser un producto de la modernidad, el mosquito del metro es, en realidad, un viajero milenario que se adaptó al ritmo de las civilizaciones humanas.

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