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Hilos educativos desnudan el sincretismo del Día de Muertos

En redes sociales mexicanas, en particular en la plataforma X, ha crecido un tipo de contenido con presencia fuerte: hilos explicativos que abordan los orígenes del Día de Muertos y su naturaleza sincrética entre las visiones prehispánicas del mundo de los muertos y las festividades católicas de Todos los Santos y Difuntos. Uno de esos creadores que más destaca en esa conversación es @Tlatoani_Cuauhtemoc, quien reporta miles de “likes” y miles de interacciones cada vez que publica datos históricos sobre Mictlán, rituales antiguos y cómo esos mitos se entretejen con la liturgia cristiana.

El fenómeno ocurre principalmente entre septiembre y noviembre, cuando el interés por las celebraciones del Día de Muertos escala. Los hilos van acompañados a menudo de ilustraciones, mapas ancestrales y enlaces a documentos antiguos. Muchos usuarios comparten esos contenidos, lo que contribuye a que la narración sobre el sincretismo se disemine entre jóvenes quienes quizás antes solo conocían la versión popular del Día de Muertos.

Pero, ¿qué se explica en esos hilos? Se muestran las cosmovisiones prehispánicas sobre el destino del alma después de la muerte, con énfasis en el Mictlán, reino subterráneo de los muertos en la mitología mexica. Según esas versiones, un difunto debía atravesar nueve niveles, cruzar ríos y enfrentar pruebas antes de llegar a su descanso final. En ese camino, se detallan figuras como Mictlantecuhtli (señor del inframundo) y su contraparte femenina Mictecacíhuatl, quienes presidían este mundo subterráneo.

Luego, los hilos trazan el momento de contacto con el mundo católico: con la llegada de los españoles y la imposición del cristianismo, los misioneros enfrentaron pueblos que ya tenían prácticas dedicadas a los muertos. En vez de erradicarlas completamente, muchos rituales indígenas se adaptaron a las celebraciones cristianas de Todos los Santos (1 de noviembre) y Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). Esa adaptación —o sincretismo— fue lo que permitió que la tradición perdurara, transformándose en lo que hoy conocemos como Día de Muertos.

Parte del interés del público radica en descubrir que algunos elementos del altar, como las velas, fotografías, rezos y cruces, provienen del catolicismo, mientras que el uso de flores, ofrendas de comida y la creencia en el paso de las almas recuerdan ritos antiguos. En los hilos de @Tlatoani_Cuauhtemoc y otros creadores se suelen contraponer las fuentes indígenas y los documentos coloniales para mostrar cómo ambas visiones dialogan.

Este tipo de contenido no es solo informativo, sino también funcional: muchos usuarios reconocen alusiones culturales en su propia familia o su comunidad que antes no entendían bien. Por ejemplo, descubren que ciertas prácticas de llevar agua a los muertos o rezar por ellos pueden tener raíces en la fusión de creencias. También se incentiva a que escuelas u organizaciones culturales adapten estos materiales para talleres o charlas locales.

Sin embargo, no falta debate. Algunos académicos o estudiosos advierten que no todo lo que circula en los hilos está respaldado por fuentes arqueológicas o documentales robustas. A veces se mezclan mitos locales con generalizaciones o se presentan versiones simplificadas como verdades completas. Aun así, el interés despertado en miles de usuarios y jóvenes es innegable.

Este tipo de contenido abre caminos para que la población reflexione sobre su identidad, su memoria y cómo se construye la tradición. Los hilos históricos permiten visibilizar las raíces indígenas que, a veces, fueron relegadas durante siglos, y mostrar cómo la festividad que muchos celebran tiene capas profundas de significado.

En suma, la educación digital sobre los orígenes del Día de Muertos se ha vuelto parte esencial de la fiesta misma. Bajo hashtags como #OrigenDíaDeMuertos o #SincretismoMexicano, creadores e investigadoras convierten cada hilo o video en un puente entre el pasado ancestral y las prácticas actuales. Porque entender que la muerte no era solo un final, sino también una continuidad espiritual, ayuda a que la celebración siga viva y consciente.

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