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Catrinas neón futuristas: el boom viral del maquillaje con calaveras

Por Bruno Cortés

En pleno octubre, cuando el aire huele a cempasúchil y pan de muerto, las calles y las redes se llenan de calaveras. Pero no de las tradicionales, no señor: ahora las Catrinas brillan en neón, con luces que parpadean al ritmo de la música y maquillajes que parecen salidos de un antro interdimensional. TikTok se convirtió en su altar digital, y bajo el hashtag #CatrinaMakeup millones de personas muestran su propia versión del rostro más famoso de México.

Lo curioso es que esta fiebre no nació de una campaña de belleza ni de una marca internacional, sino del ingenio de la banda. Jóvenes, maquillistas y creadores de contenido mezclaron la tradición con la tecnología: base blanca de toda la vida, delineado negro bien marcado, y encima trazos fluorescentes que brillan bajo luz negra. La Catrina de Posada se puso moderna, sacó sus mejores luces y se volvió viral.

Las transformaciones son hipnóticas. En segundos, rostros comunes se convierten en calaveras que resplandecen en tonos eléctricos: fucsia, verde ácido, azul cobalto. A veces, los ojos parecen flotar entre líneas de luz, otras, las mejillas se funden con patrones digitales. En muchos videos, las Catrinas bailan al ritmo de cumbias electrónicas o reguetón lento, como si la muerte también supiera mover el cuerpo.

El secreto del efecto, dicen los maquillistas, está en los pigmentos UV y las luces LED. La mezcla es tan potente que, en eventos nocturnos, la piel se ilumina con cada movimiento. Lo que antes era solemnidad ahora es espectáculo: la muerte convertida en show de luces. Y, hay que decirlo, con el mismo respeto que se le tiene en los altares, pero con más glitter y actitud.

Y es que la Catrina nunca pasa de moda. Nació en el grabado de Posada, fue musa de Rivera y ahora es reina de TikTok. Es la señora de todos los tiempos, la que se burla de la vanidad, pero que también sabe que la imagen es poder. Su versión 2025 trae el mensaje de siempre —la muerte nos iguala—, solo que ahora lo dice con delineador fluorescente y pestañas de fibra óptica.

Los tutoriales abundan: paso uno, base blanca; paso dos, contorno en sombra gris; paso tres, trazos de neón; paso cuatro, luces LED en la cabeza o el cuello. “Haz que tu Catrina brille más que tu ex”, dice un video con millones de vistas. Y ahí van todos, con brochas en mano, tratando de alcanzar la perfección fluorescente.

Detrás de la tendencia hay algo más que vanidad. Es una forma de reconectar con la cultura desde otro lenguaje: el visual, el digital, el del like inmediato. Es la manera en que las nuevas generaciones le dicen a la tradición: te honramos, pero también te reinventamos. No le tienen miedo a la muerte, pero tampoco al espejo.

Eso sí, algunos especialistas recuerdan que no se trata solo de pintarse bonito. La Catrina representa una crítica social, una risa elegante ante la tragedia inevitable. Por eso, aunque ahora lleve luces LED y glitter biodegradable, su esencia sigue siendo la misma: recordarnos que, tarde o temprano, todos acabamos igual.

Así, entre maquillaje, música y neón, México vuelve a hacer lo que mejor sabe: convertir la muerte en arte. Y este año, ese arte brilla con intensidad eléctrica, baila frente al espejo y se graba en vertical. Porque si algo sabemos los chilangos, es que hasta la calavera se ve mejor con buena luz y un filtro bien puesto.

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